Dejar caer.

No sé dejar caer las cosas, abandonarlas cuando ya no sirven, me apego intentando sustituirlas por otra, moverme en la seguridad,como si está existiese.

Romper las cadenas del miedo, el pensar que las preocupaciones se pueden arreglar desde el sufrimiento, esto es la locura, pensar que los pensamientos solucionan problemas de la vida cotidiana,  no por mucho pensar en la ropa sucia,  se va a limpiar, pero esto da igual, la mente del pesimista, del creador de dramas, funciona así, yo funciono así.

Como un funambulista sin red, pensar que cada imprevisto puede hacerme caer y estamparme en el suelo, pero es que no veo el suelo, esta sería la metáfora exacta, y al final, todo proviene de la misma fuente, hacer cosas que no me motivan en la vida, siempre el miedo a que dejen de quererme a pesar de sentirme solo. La vida de la flor en medio del desierto, intentas ser bella, para que nadie te mire.  La vida, esta angustia, me dice que el camino elegido, no es el correcto, porque sé que no soy feliz, esa es la trampa, la felicidad, su búsqueda como un burro, un palo y una zanahoria, solo que me hace pasear por la cuerda que se tambalea y si caigo ¿qué pasa?

Mi sicoterapeuta me dice que he de descubrir el arte, quizás aquí este la forma en la que me libere, de esta carga, en la que la cuerda se rompa, caiga, y descubra el mundo, porque vivir en las alturas, no es ni sencillo, ni lo que quiero seguir haciendo, el suelo no puede ser tan malo.

Angustia es pensar que te van a despedir de un trabajo que no te motiva, por dos razones, una por no entender porqué te sientes así y otra por perderlo. La cuestión es siempre la misma, arder y arder para la mediocridad, es algo que tampoco encuentro  ni interesante, ni placentero.

Sentirse débil, a pesar lo conseguido, sentirse débil a pesar de haber sobrevivido y superado un pasado que te avocaba  al fracaso, nadie podía esperar de mi lo que he hecho, porque una mirada a mi entorno haría pensar que no debería conocer a Proust, ni a Wilde, que no debería hablar inglés o dar clases en escuelas de negocio, el hijo de una limpiadora y de un gruista, no encaja en esto, ser la pieza de un puzzle, incorrecto tal vez, pero que al final, siempre quiso encajar, y no poder hacerlo, porque no puedo encajar, donde siento que no pertenezco, y como siempre me olvidó, de que no soy tan diferente al resto, mitad hijo de Dios, mitad, hijo del diablo.