Estamos de puente en Madrid

Mañana es festivo, el viernes no voy a trabajar. Me iré a Logroño. Por un lado me apetece irme, como siempre que me pasa al salir de Madrid, está claro en este punto de mi blog y de mi vida, que no es la ciudad que quería, tampoco es la ciudad que me encontré. Si la vida fuese trabajo, quizás si sería la ciudad ideal de España, pero la vida es vida, es mucho más que el trabajo, es el aire que respiramos, las sonrisas en la calle, los amigos, el sol, las vistas al mar, los baños mirando al cielo y de eso hay poco aquí.

Mi vida permanece igual, quizás algo mejor por la sicoterapia y la meditación, ya no veo tantos dramas a mi alrededor y tiendo a hacer más cosas en el trabajo. Al llegar la nueva directora de marketing  ha cambiado mi situación. El entusiasmo inicial, como el desasosiego general, en mi caso, son contagiosos.

Ayer quedé con una amiga de Málaga, que vive en Madrid desde mucho antes que yo, esta intentando quedarse embarazada y está teniendo bastantes problemas para ello, le dije que fuese a sicoterapia, pero pincho en hueso, porque los sicoterapeutas cuestan dinero.

Es tacaña, si bien lo está intentando, porque este objetivo es claro y viene desde un pueblo a Madrid para darse acupuntura una vez a la semana… Yo que en mi opinión la acupuntura no creo que sea la virgen de Lourdes le recomiendo la sicoterapia o sicología como solución a su sufrimiento, no creo que me haga caso.

Su problema es el miedo a repetir un aborto, nuestra mente es un castigo desde luego,  no soy mujer pero un aborto de dos semanas o tres, creo que es más la esperanza que el feto en sí, es la ilusión más que la biología. El miedo previo, la invención previa porque no sabes el resultado del nuevo intento a priori, solo va a destruir nuestro bienestar, no podemos controlar lo que sucede, primero de autoayuda- Así que si vuelve a intentarlo y se centra en el miedo a que se repita, no va a disfrutar, va  a vivir atemorizada. Elegir el miedo, cuando la opción sana es la ilusión, es cosa de nuestra mente.

Esto a pequeña escala y sin compararme con un paso tan trascendental como el de ser madre, lo hago yo continuamente, en lugar de moverme en la ilusión de de hacer bien las cosas en el trabajo, me muevo en el miedo de perder el que tengo y claro así no se puede ir con una sonrisa. Por desgracia, el trabajo es un reflejo de nuestra vida, cuando nos tiramos más de la mitad de nuestro día a día en él o durmiendo. En cualquier caso estaré de puente preparando una presentación y con J, lo cual me resulta muy agradable, durante estos 4 días. 🙂